domingo, 22 de abril de 2012

LA NOCHE...

Nada salía
Nada ocurría
Nada era
Nada solía
Todo en la oscura y tranquila noche;  en la silenciosa y brillosa luna que adornaba su luz con mágicos sonidos.
Los grillos cantaban y las chicharras respondían; las ranas sonaban aun más fuerte para tapar a los insectos.
Lo perros en los barrios aledaños peleaban para defender a su amo y su territorio, todo parecía suceder en la silenciosa noche.
Algunos gallos perdidos cantaban a deshoras. Y las maldecidas obras del hombre cubrían la naturaleza con sus momentos pincelados de buenas vibraciones.
En esas noches sucedía todo en el pueblo, autos perdidos, riñas de perros y adolescentes jolgoriosos gritando. Menos a mi…                                                                                                                             A mi no me sacudía nada.
Nadie me zarandeaba el corazón.
No era adolescente y mi auto no se perdía en los suburbios.
Mi corazón se iba enfriando.
Yo no era no de aquí ni de allá, y es por eso que no podía plantar mi bandera firme en algún sitio.
Mi corazón se hielaba, ya no sentía nada y las desilusiones constantes no querían padecer más en mí.
Mi cuerpo quería desconocer las lágrimas y desconectarse del fracaso.
Nada estaba en mis manos pero todo hacia suponer que las cosas mejorarían a largo plazo. 
Me merecía mucha felicidad, de esa que brota por los poros y manifiesta tu visible aura. Pero nada por el circunstancial momento sucedía.
No hablaba mucho, porque sabía poco. No contaba nada porque no pasaba nada en mí.
Mi felicidad y corazón estaban tiesos, esperando despertar para bambolearme el alma. Requería de vida, risa y tranquilidad.                                                                                               La noche regalaba frio a pesar del verano como también serenidad  y un cielo que de no poder verlo seria envidiable.
Era luminoso y colmado de estrellas yacía taciturno e inhóspito en las alturas. La solitaria noche me enseñaba valores y respeto.
Este cielo no era solo un profundo y negro fondo tapizado de estrellas. Era una maravilla, casi igual que la lluvia.


ANSIOSA

Versos relajados de ti.
Versos olvidados en la inmensidad del infinito vivir.
Puedo escribirte versos dorados en esta mañana extraña, bordada con hilos de tristeza
Puedo escribirte la poesía más melosa y que no te enteres.
Puedo regalarte dulces en palabras.
Puedo leerte los poemas más románticos del mundo.
Pero no puedo tenerte y lo de más se desvanece como el frio helado de tu corazón invernal.
Corazón al que podría darle todo de mi vocablo y aun así no lo sentirías, no caería una lágrima de derretimiento.
Corazón obsoleto.
Corazón en desuso, ábrete para así nutrirte.
Presagios naturales y místicos piden abordarte, quieren volverte paupérrimo de ideas, para que solo fluya tu ser puro.
Plumereando el polvillo de tu intoxicación es que te sentirás libre, virgen y limpio.
Innata sos.
Estas.
Vigente serás.
Marcaste un principio que no parara de descubrirse jamás.
Presagio fácil a mi personalidad vulnerable de maldad.
Calificaste mi ser.
Lo titulaste.
Le diste deformidad en mi ya amorfa vida.
Otra noche embebida en acción.
Acción agresiva de maniaco árbol moviendo sus hojas en agitada tormenta de verano.
Ráfagas suculentas e inhibitorias.
Así era la noche, movida de violencia y gritos suburbiales.
Tarde tímida de sol vergonzoso que te cubre en las brillosas aguas.
Altos arboles serenos pero despiertos de accionar.
Ráfagas esporádicas.
Mirábamos cómplices la aventura que no fue.
Miraba tratando de dibujarlo, pero la risa me abordaba, los nervios soltaban sonrojos.
Caras y más caras me rodean en la ardida tarde.
Muchas voces y barullo avecinan mi cabeza.
Tormenta que asomaba poblada de miedo.
Temor ansioso de asustar.
Iluso de destruir.
Manzano inmaduro que no te dejas morir.
Profetizaste mis cantares.
Le diste vida a mis palabras ahora inimaginablemente bellas.
Descanso, duermo, cierro los ojos y pienso.
Y cumulo de lagrimas llegan. 

Fernando Sanjiao Stand Up

Un Novio Para Mi Mujer - Gachi y Pachi

ALGO OCURRIRA, TENGO LA SENSACION...



EL DESCUBRIDOR DE LA MATRIZ


Geroge Gurdjíeff: maestro místico, filósofo, escritor y compositor
Mostró que la evolución del hombre. Es el resultado del crecimiento (y desarrollo) interior individual; que tal apertura interior es la meta de todas las religiones, de todos los caminos, pero que requiere un conocimiento directo y preciso,  pero que sólo se puede adquirir con la ayuda de algún guía con experiencia y a través de un prolongado estudio de sí y del trabajo sobre sí mismo».  
                                                                  El cuarto camino
Gurdjíeff sostuvo que existen tres caminos principales para llegar a desarrollar los poderes latentes del hombre: el camino del faquir, el camino del monje y el camino del yogui, cada uno de los cuales requiere que el candidato abandone el mundo para poder hollar el sendero luminoso. Gurdjíeff asegura que todos los demás caminos artificiales que existen en Occidente no conducen a nada ni llevan a ninguna parte, y de no ser porque existe un Cuarto Camino, la gente de Occidente no tendría la menor oportunidad para desarrollarse internamente. Las escuelas de Cuarto Camino ofrecen al buen padre de familia la oportunidad de un desarrollo interno en los aspectos físico, intelectual y emocional, en el mismo ambiente cotidiano en que vive


LA FABULA DEL PUERCO ESPIN


La fábula del puerco espín
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.

Moraleja de la historia

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.

TEST PARA SABER QUE TIPO DE BOLUDA SOS


Si voy por una avenida y todos los autos me vienen de frente pienso:
  • A- Que debe ser hora pico.
  • B- Que es fin de semana largo y todos se están yendo.
  • C- ¿Por qué todos me mandan a lavar los platos?
Si le encuentro a mi marido un mensaje comprometedor en el celular:
  • A- Lo contesto.
  • B- Le tiro el celular a la basura.
  • C- Voy al psicólogo.
Cuando no encuentro las llaves:
  • A- Espero que aparezcan.
  • B- Salgo a buscarlas, no las encuentro  y después no puedo entrar.
  • C- Me quedo en casa y no salgo nunca mas.
Si mi marido tiene un hijo con otra:
  • A- Primero lo hecho. Después lo perdono.
  • B- Lo mando a hacerse un ABL.
  • C- Le pago con la misma moneda.
Si entran ladrones a mi casa:
  • A- Les preparo algo rico para comer.
  • B- Me hago la muerta.
  • C- Los filmo con la videograbadora.
Si me atoro con una espina de pescado:
  • A- No digo nada y sigo comiendo.
  • B- La trago.
  • C- Como otra, una espina saca otra espina.
Si mi hijo se hace un tatuaje:
  • A- Se lo borro cuando duerme.
  • B- Se lo tapo con un sticker.
  • C- Lo dejo un día sin Tinelli.
Si mi mejor amiga me roba el novio:
  • A- Hago la denuncia.
  • B- Voy y la agarro de las mechas.
  • C- Voy y lo agarro de las mechas.
Si voy a una fiesta y hay alguien con mi mismo vestido:
  • A- Me lo saco.
  • B- Le pregunto dónde se lo compró.
  • C- Hago de cuenta que son distintos.
Si me invitan a un asado y soy vegetariana:
  • A- Dejo de serlo.
  • B- Me llevo un chorizo de soja en la cartera.
  • C- Trato de que nadie coma nada.
Si me encuentro con mi primer amor:
  • A- Le digo que esta igual, riéndome.
  • B- Hago que no lo reconozco.
  • C- Me caso.
Si el jefe de mi marido me tira onda:
  • A- Me hago la sordomuda.
  • B- Le digo que cuando lo despida hablamos.
  • C- Le digo a mi marido que se busque otro trabajo.


BOLUDA TOTAL


LA GARRAPATA CALZONUDA


Naxi, la garrapata calzonuda, vivía aferrado al lomo de quien amaba, (su perrita Tula) porque lo mantenía vivo, le daba amor, comida y abrigo. Consumía toda su sangre, calor, y transpiración para mantenerse vivo.                                                                                                                                                                           Hasta que un día despertó y Tula estaba tirada en el piso, sin fuerzas, y consumida por él. Este mameluco, se aprovechó de la generosidad de Tulita, pensando en subsistir solo él.  Todos las demás garrapatas, se enojaron con Naxi, porque ahora ninguno de ellos tenía de donde alimentarse, pero él se creyó el único en esa selva de pelambres. Al parecer, Naxi la garrapata calzonuda, era un pelagatos y ella no pudo ver eso.                                                                                                                                                                                   
 Pero Tula sin querer engaño a todos, al yacer en el piso con dolor de muelas, por muchos huesitos difícil de roer en su vida canina. Pero saco provecho a la situación y timorata, se quedó yaciendo en su cucha durante horas para ver qué resolvía la garrapata Naxi. El calzonudo, pensaba, pensaba, y hablaba con las demás, para ver que resolvían, si se iban a buscar a otra perrita o decidían morirse por la falta de lealtad cometida.                                                                                                                                                               
 Finalmente lo que les esperó fue morirse, por la traición. No se merecían una vida digna, y feliz, solo la muerte les tocaba.
Moraleja: no malgastes, ni descuides aquello que te hace bien. Cuídalo y no uses en exceso.                                                                                                                                                                         Pero que mejor que un susto para revertir el error.        

NO SOSTENER NO SOSTENIBLE


Vender, comprar y consumir es más fácil, claro…
Sumergirse en el capitalismo que vivir de sentidos colmados de quereres.
Es más cómodo, vivir de lo vivido que estar inmerso en lo desconocido. 
Es más sencillo vender, comprar y consumir que pensar, qué se mueve dentro de la barriga.
Es más simple no dar explicaciones inescrupulosas que amar.
Es más básico vender, comprar y consumir que vivir de afectos, éstos no son tangibles, como el dinero, y no se comen, no se fuman ni aspiran.
Es mejor ser pacato que seguir inmiscuido en algo que no genera, ni crece y produce (aunque a largo plazo destruya)  que extasiarse de miradas que inspiren positivismos.
Y es, al parecer, más valiente aquel que detiene el tiempo que el que no se anima a avanzar en sueños abstractos.
El egocentrismo y el capitalismo van siempre de la mano. Pero a escasas excepciones si están separadas, el narcisismo se vuelve idiota, inútil y un verdadero fracaso.
Brillar en la ausencia, en la oscuridad, a algunos los llena, a otros distancia.


Maria Eugenia Peralta





LAS VIDAS EN LA MUERTE


Ya había recorrido 800Km conociendo ciudades, pueblos, gente, variedades de asfaltos, ripios, y calles de tierra. Todo parecía hermoso y en cualquiera de estos lugares me sentía a gusto, siempre me creí de todos lados y de ninguno, no sabía cuál era mi lugar. Es como el amor, nunca sabes cuándo estás enamorado, si existe el amor o solo es pasión en la intensidad de querer.                                                                                                                                           
Mientras viajaba me hacía muchas preguntas y mirando al noreste, sonreía aliviada, relajada, extasiada como nunca me sentí, libre, poderosa, una mujer que merecía ser respetada y valorada.                                                                                                               
Cuando llegué a una estación de servicio,  quedé perpleja ante una laguna de sangre y un cadáver mirándome en la baulera de mi jeep IKA. Lo primero que atiné a hacer era posar mis manos sobre su rostro para cerrarle los ojos, y que de ese modo, el pobre hombre que había llegado a mí por alguna razón, pueda descansar en paz y sin mirarme.                                           
El segundo paso era reportarlo a los playeros para que se comunicaran con alguna autoridad, pero era una estación vacía, silenciosa y algo tenebrosa. Los chicos muy tímidos con tonada pueblerina estaban horrorizados y a uno de ellos les temblaba las manos para discar los números en el teléfono y comunicarse con la comisaria del pueblo a 30Km de distancia. Mientras esperábamos que llegaran los policías, propuse a los chicos que nos sentáramos en el árbol aledaño a tomar unos tereres. Con muerto o sin muerto, hacían 45°C, y la sombra del aquel paraíso frenaba la transpiración.                                                      
Pasó una hora aproximadamente y cayó una cuadrilla, todos exaltados lo primero que hicieron fue preguntarme: ¿Quién era? A lo que respondí que no conocía al sujeto, y que yo estaba de viaje hacia 7 días. Colaboré en todo momento con los señores que al parecer me creían, pero tuvieron que trasladarme al pueblo para asentar en un papel todo lo que estaba diciendo en el medio de la nada con la tierra movida por aquel viento, de esos que llegan a silbar y parecerse a un instrumento. El cielo se veía cargado de agua por soltar.  Así que arranque mi vehículo, salude a los pibes que no sé porque me miraban con miedo. Viré el volante hacia la ruta, y detrás de mí, los tres autos de la policía civil.                          
Cuando encendí  el motor, inmediatamente subí el volumen a los parlantes,  puse Janis Joplin, y cantando con desenfreno en compañía del muerto, los 30Km de vacas y pobreza de paisaje se acortaron. Llegados todos al distrito les ofrecí ayuda para bajar el cuerpo, pero dijeron que de ninguna manera, así que me esposaron y mandaron de inmediato a una celda común.  
Mi viaje colorido de libertad y paz se truncaba abruptamente por una persona que yo no conocía y que al parecer fue asesinada. Ya me estaba enojando porque lo que por algún momento me pareció una película del género comedia, se tornaba en policíaco.  Me senté en la celda y pensé: ¿Dónde habrían estacionado mi jeep? ¿Todo esto que me estaba pasando era una broma pesada de alguien? Esperaba que no robaran mis pertenencias, y que me alcanzaran el celular para contarles a mis amigas la situación descabellada que estaba viviendo, en la prisión de ese pueblo de Catamarca.                                                                                              
Hasta que apareció un policía de bigotes y sus cejas haciendo juego y me dijo: ¿Qué necesita Señorita Levy? A lo que solicité un libro de crucigramas y autodefinidos para matar el tiempo, pero me dio una recomendación: Le aconsejo que llame un abogado en vez de tener una estadía lúdica aquí. Me puse seria, no me quedo otra opción ante el trato del policía que me hiso sentir pequeñita como enano de circo. Me preguntaron si no me había percatado por el olor a descomposición, pero con las latas de cervezas que me abría en cada parada el carro olía solo a cebada y quizás eso opacó lo rancio.                                                                                  
Por las rejas de una ventana que daba a la calle me observaba un búho sin pestañear y frente a él, pude sujetar un diente de león, lo mantuve en mis manos, lo miré, pedí deseos, muchos, y lo soplé hacia la cara inmutada de esa ave rapaz, a quien celaba porque ella podía estar afuera y tener toda esa libertad que yo había podido palpar unas horas antes.                                                                                                                                                    
Las horas pasaron, y el día terminó conmigo ahí dentro pasando frío, hambre, y sin nadie que se acercara a decirme si habían encontrado al asesino, si habían identificado el cuerpo, o si le habían hecho algún tipo de autopsia. Pero en ese pueblo vaciado e incompleto no había forense.                                                                                                            
 Al día siguiente un médico pudo determinar que al señor le habían clavado 101  puñaladas y que había fallecido hacia 7 días. Las heridas estaban realizadas con un cuchillo Tramontina de cocina, y en su brazo izquierdo un tatuaje decía, “Las Malvinas son argentinas”. El hombre pesaba unos 95 Kl, y media 1,59 Cm. Para mi suerte, por el peso del difunto descartaban la posibilidad de que haya cometido el hecho, porque no podría haberlo levantado; pero si, que el sujeto no habría podido defenderse por su obesidad. Una muerte violenta y sañosa, por la que se comenzaron a tejer hipótesis, entre ellas la de un crimen pasional. Me preguntaron ¿De dónde venía?  ¿Hacia dónde iba?, les dije de Córdoba y sin destino, para variar, no me creyeron. Mi altruismo se agotaba, pero al parecer estaba cada vez más complicada y encima incomunicada.                                       
Detalles ínfimos hacían de la ocasión, la ocasión, de noche solo escuchaba grillos, chicharras, y las voces de algún que otro joven alcoholizado regresando a su casa luego de bailar. Una mujer pariendo en esas celdas escatológicas, niños visitando a sus madres, y olores nauseabundos se habían impregnado en mis orificios nasales para no irse con ningún tipo de terapia.                                                                                                                        
Con paciencia origámica y observando a esta gente, pasé dos meses ahí. Ya nada me asombraba ni me dejaba estupefacta, pero me dejaron un poco autista y con más odio a los malditos policías.                                                                                                                          
Finalmente, apareció un juez diciéndome que me dejaba libre por falta de mérito, a pesar de que todas las pistas conducían a mí. Si el pobre viejo muerto era mi vecino, ¿Qué tenía que ver yo?, era solo una casualidad, la ciudad de Córdoba es chica, ¿Quién no tiene cuchillos tramontina en su casa? Seguramente también había millones de personas en el mundo que podían estar de viaje 7 días y a su vez morirse una persona hacia 7 días. Las incoherencias que planteaban no tenían gollete, yo no podía ni matar una mosca, y si lo hacía me largaba a llorar, como me pasó una vez, que mate sin querer un pececito del tamaño de mi dedo meñique y llore igual.

Maria Eugenia Peralta



LOS DEBILES


El tedio de pensar en lo existencial era agobiador.                                                                                 
Te rendiste, nunca supiste sostener nada en lo tormentoso del transcurso de vivir.                        
El coraje no lo conociste, osaste ser cobarde, era más cómodo y monótono                                      
Fuiste valiente para amar, pero te sacaste las fuerzas de la espalda, para seguir haciéndolo. Y elegiste lo de siempre porque no te permitieron condiciones algunas.
Extraño como algo novedoso y difícil como la tecnología, nunca te hiciste entender.                          
Con malas estrategias, diste siempre discursos hipócritas en tu vida nefasta y negativa.
Tu vida volvió al mismo círculo, te encanta esa pequeña rotonda que ya conoces, desviaste y te atemorizo ese nuevo camino.
El dolor de las heridas, fueron causadas por tus fuertes lagrimas que corroen, lastiman, cortan. Hablar de lo intangiblemente lacerado se hiso costumbre.                                                                  
Te cuide, te quise, te amaron, a todos importaste, pero siempre tu narcisismo te ahogo en tu lago, perdiste todo…                                                                                                                                     
Nunca te animaste, nunca te jugaste, porque creías saber qué querías o necesitabas para vivir en soledad.  La tristeza que emanaste decepcionó a mi psiquis, fuiste la desilusión más grande en mi vida (pero no la única), en mis experiencias inmersas en mi piel, espíritu, el alma, y la sien, no dejaste una a salvo. Atacaste a todas sin piedad, mis órganos desvanecieron, no importó  comer, solo dormir, para acortar esos días maliciosamente sorpresivos.
Amaste pero  lo abandonaste, criticaste y siempre hiciste. Te jugo tan en contra tu pensamiento impulsivo, que hiciste que me sacara la venda de los ojos.                                                                        
Ahora mi iluminación, no te quiere más, no importas más. Formaste parte de las vivencias que dan experiencia. Desplazaste, erradicaste a pedidos todo lo que no te gustaba, sin saber que el próximo seria yos.  Sos un desaforado, te comes el mundo, nunca sentaste cabeza, aunque siempre creyendo que sí. Este mundo te quedo chico, no te lo pudiste comer, ni tragar, lo escupiste, y descartaste todo lo que había en el, menos a ella.      

Maria Eugenia Peralta







HERÁCLITO Y EL CAMBIO


Todo cambia. Como decía Heráclito “no podemos bañarnos dos veces en el mismo río”.
Cuando volvemos al río a bañarnos por segunda vez sus aguas ya son otras, están renovadas, se han transformado, ya no es el mismo río.
El cambio es perpetuo.
Nadie puede resistirse al cambio. Resistirse al cambio es como resistirse al paso del tiempo, una batalla perdida de antemano. Siempre estamos cambiando, mutando silenciosamente, aunque no lo escuchemos.
Cambiar es inevitable. El cambio es la esencia de las cosas, de nosotros, del universo ¿o será al revés? Que la esencia es la que permanece inalterable. ¿Dónde está nuestra esencia, nuestro ser? ¿En eso que permanece a pesar del cambio o en el cambio permanente? ¿Dónde estamos? ¿Podemos ser los mismos si todo cambia, o somos los mismos a pesar de cualquier cambio? ¿Cuánto de utopía tiene pretender cambiar todo de una vez?
El cambio tiene sus tiempos, sus procesos.
El cambio es algo orgánico porque está vivo.
Tal vez la clave sea cambiar con el cambio.
Resistirse al cambio es como querer congelar el agua del río para bañarse siempre en las mismas aguas.
Cambio es revolución, y ninguna revolución puede ser amable, confortable, cómoda.
Si no cambias con el cambio un día abrís los ojos y ves que todo cambió, y ahí estás perdido en lo desconocido.
El cambio es una cuestión de tiempo. De tanto mover el árbol al final la fruta siempre cae. Y cuando el cambio llega no deja lugar a dudas.
Cambia todo, arrasa, transforma, muta. El cambio es la esperanza en la desesperanza. Es confiar en que eso, como todo, también cambiará.


MI VIDA EN MI VIDA


Mi vida no tenía ningún camino marcado, aunque hay quienes dicen que jamás están trazados, sino que uno los va huelleando, o hay personas que te los van truncando.
Mi vida daba giros, volteretas, piruetas, danzaba, bailaba, se inmovilizaba, pero como quedaba quieta también era hiperquinética e iracunda.                                                                                                                
Era siempre versátil como yo, no era rutinaria, pero otras maniáticamente costumbristas.              
La gente que me rodea es siempre la misma, y no, también aparecen nuevas y gustosas caras. Pero lo que principalmente sentía es que todo cambiaba en base a los números, con esto me refería a los años, el día, el mes, las lunas, los planetas que pasarían por el nuestro, con quien se alineaba cada uno de ellos.
Los pensamientos son materia y como tales, podemos ser capaces de transformarlos, el cuerpo humano es un completo campo magnético. Tenemos estática, y eso nos hace poderosos, pero no todos tienen el privilegio de captarlo.                                                                                                
Primero hay que iluminarse, despertar, abrir bien los ojos, y mirar más allá de la cama, la puerta, el perro o el cielo, es el reaccionar espiritual el que nos hace conocer y no gustarnos o solo asustarnos como si viéramos en uno, a otro sujeto.                                                                                       
La des personificación es absolutamente necesaria, aunque al mirarte al espejo tu rostro se deforme como plastilina, y de cierto contexto borrascoso.

Hay personas que pasan la vida viendo y no observando, ni su interior ni a su alrededor, eso siempre me pareció triste, o envidiable.  

Maria Eugenia Peralta  


PERDIDOS EN EL CEMENTERIO


Caminando con la madre, su perra y el hermano, Gregorio; Matilda siempre disfrutaba de estos paseos donde se descansa, aunque a ella le trasmitían dos cosas, una era paz y la otra era arritmia; la primera está clara, es que en los cementerios hay silencio y tranquilidad, es mejor que cualquier clase de yoga, y la segunda sensación es por miedo a terminar ahí. No le gustaba ninguna otra vida física después de la muerte, a ella no le gustaba la idea de terminar en un cajón, quería seguir pudiendo ser libre y tener espacio, tampoco ser cenizas; los crematorios intoxican las casas aledañas, y consideraba además, que el cuerpo humano está diseñado con tanta perfección y exactitud que sería una pena hacer polvo de ello.                                                                                                                                                          
A Matilda le daba lo mismo ir al cementerio, total ya no había nada que salvar ni porque sufrir, lo que si le hacía muy mal eran las clínicas y  nosocomios, eso la alteraba mucho, el olor a suero ya le revolvía su futuro, y ver mapas en arrugas faciales de los viejos le daba mucha tristeza. En cambio cuando iban al cementerio, a pesar de rememorar muertes dolorosas y de gente allegada como un novio de Matilda, y amigos que se habían suicidado, era un tanto divertido ver fotos de caras tenebrosas, nombres graciosos, extraños y  ya sin vigencia alguna, teniendo en cuenta para decir esto que el pueblo ya tenía 120 años de antigüedad.
En un momento de la visita a su abuela, Gregorio y Matilda se pierden; ella tenía registro de un cementerio chico, pero evidentemente hacia mucho que no iba, ahora era gigante, y eso era fácil de pensar sabiendo que es un pueblo con un alto porcentaje de suicidios por año.                                                                                                                                     
 Se perdieron los cuatro, todos separados, hay quien dice que son las almas de los muertos soplando a tu cuerpo en dirección hacia tu futura lápida. Desorientada pudo sentir ecos y bullicios de voces, como festejo en un club barrial. Sus pasillos cobraban vida, como si todo fuese un paseo de domingo familiar, en donde hay artesanos, comensales, bailarines y contexto de jolgorio, todo era una fiesta en el cementerio del pueblo cuando Matilda quedaba sola.                                              
Sentía caminar por el cielo, pero en ese extasiado momento, de repente, se esfuma todo por los gritos de Gregorio buscando a su perrita que también habían perdido, ¡¡¡¡¡Lupita!!!!! Y ahí despierta Matilda, sintiendo cierto estado de cansancio, su cuerpo quedo como exhausto, triste y repleto de preguntas.                                                                                                      
Pero sin rencores hacia ella y su hermano que de alguna manera tenían un indescifrable morbo por sentir un disfrute en un  terreno donde se sepultan cadáveres, quedó perpleja sin contar lo que le había sucedido. En ese momento cuando se encuentra con Gregorio aparece Lupita con la orejitas bien bajas, Matilda sabía muy bien lo que estaba sintiendo el pobre animal; los tres juntos fueron a buscar a su madre que habían dejado que llore a solas frente a la lápida de su madre que había muerto hacia solo un mes.                                                                                                                              Cuando encuentran a Mirtha, aparece detrás de ella una víbora gruesa y de un metro y medio aproximadamente, Matilda siempre sabia de todo un poco, y entre esos saberes, estaba segura que el ofidio era una yarará,  así que había de tener cuidado porque encima Lupita se le estaba acercando para olerla y entender cómo ese animal se arrastraba con tanta facilidad; en ese instante Gregorio la aúpa, y todos observamos cómo se trasladaba con ágil estética hacia un nicho aun vacío. Y fue ahí que Matilda concluyo su día con preguntas y más preguntas, en sus experiencias llámense místicas, las voces, el perro, una víbora que siempre ha estado en las muchas culturas como simbolismo y pensó: ¿es esto el aviso de mi muerte? o ¿simplemente mi conversión en la reencarnación?, perro, víbora y nichos, ¿había algún mensaje en ese episodio?, ¿El reptil acaso le estaba señalando cuál era su nicho?, frente a sus dos abuelos maternos casualmente. Sin más que pensar salió muy rápido del perímetro, sin correr para no llamar la atención de los lúgubres pero a pasos largos y agitados, hasta que llegó a la vereda, vio su auto, y ahí se sintió protegida.                     
Desde de aquella vez Matilda no fue nunca más a  visitar a su abuela Matilde; no solo por lo vivido, sino que no le encontraba ningún tipo de sentido ir a llevarle flores y hablar con una pared, pensaba que las flores se dan en momentos lindos, festivos, y a personas vivas no a cadáveres, que ni si quiera se sabe si sigue siendo un cadáver, si resucito, ya es un esqueleto o solo un desecho tóxico. Cuando se va al cementerio no se sabe en qué etapa de proceso está el fallecido, por eso Matilda elegía hablar con la abuela en su casa.                                                                                                                                      
La nona siempre aparecía cuando su hija Mirtha peleaba a Matilda, o cuando la autista Lupita jugaba con Gregorio. Además le daba bronca y enojo que su abuela tenga que estar ahí, le parecía una locura pensar en pagar por un lugar donde yacer en paz, las personas viven de consumismo, gastos, más gastos, plata, moneda, economía, así es que se rige el mundo y hasta en la hora de la muerte también se media con plata!!!!????                                                                                                   
No podía concebir esa idea de opciones de “combos”, nicho, tierra, panteón, lapida, mármol, granito, porcelanato, foto, no foto, flores naturales, flores artificiales, cuando lo único que se tendría que llevar a las visitas es una bolsa con abono, ya que pagaste por ese puto rectángulo, cosecha!!! Decía Matilda indignada. Que además de tener que elegir entre estas opciones de sepultura la colocaron debajo de su marido Joaquín, que había muerto hacia 26 años, quien sabe en que anda su alma, ¿Por qué la gente acostumbra a seguir costumbres estúpidas e incoherentes?  Pero para que calavera no chille, mejor que quede cerca de su esposo; Matilda no comprendió, pero lo respetó, después de una experiencia esotérica en casa de la nona, cuando apenas había tocado el arpa. Ordenando su casa para alquilarla lo antes posible porque urgía el dinero, Matilde apareció prendiendo y apagando luces, y dejando al descubierto su sombra. Como era de esperarse de un ser humano cuerdo, Matilda quedo helada, y salió llorando, donde su hermano Gregorio hacia arte con chatarra del patio, lo miró, se hiso la fuerte pero no le conto nada, solo le dijo que podían irse, porque ya había ordenado mucho, así que es que se fueron juntos en la bicicleta. Después de ese momento Matilda no entro nunca más a la casa de Matilde.
Siempre el miedo la alejo de lo que lo causaba, pero en el fondo, Matilda sabía que iba a terminar igual que Matilde, siendo un espíritu bromista….

Maria Eugenia Peralta



ENCUENTROS ABSTRACTOS


Cada tanto, cuando ellos llegan todo vuelve a ser hermoso y luminoso, aunque den cierto temor.  Es como si todo se paralizara, el tiempo no corre, la velocidad no existe y la oscuridad se desconoce. Lo único que quieren es  enseñarnos a vivir y  desarrollar el potencial de la raza humana. En cierto modo es como si solo nos quedáramos en vivir en una sola dimensión.                                                                                                                                                                                    
Años de sabiduría pero también de incredulidad  viven los hombres, y no logran llegar a la otra fase, la otra dimensión, la extasiada.  Esa etapa del cerebro que esta oculta, abandonada sin explorar, la del alma, la transparencia; pero cuando en las noches llegan ellos, uno siente que está viviendo en otro cuerpo, uno que no conoce, que no sabía que tenía tantas virtudes y capacidades, como las de levantar de la cama una parte y la otra verla seguir reposada durmiendo, no se sabe muy bien que es, pero parece como morir, y volver. Se da en dos etapas de la vida, en aquellas de mucha tristeza y de excesiva felicidad o también drogas como el alcohol ayudan a estimularlos para que aparezcan.
Pero para resolver las miserias y malos excesos de la raza, están ellos, los abstractos, los de mis sueños y los de muchos, esos sueños confusos con  la realidad, el despertar y con  el soñar despierto. Cada vez dan más señales para que el escéptico humano pueda retractarse y poder creer que todo es real y que nada es real, así es la fantasía.  Nacida en el tiempo equivocado, vivía desconcertada.                             
Marcia, obvio no era indiferente a estas experiencias, porque las había pasado a todas, juraba haber sido abducida pero era muy difícil creer semejante acto científico. Por suerte vivía en el siglo XXI sino habría sido quemada en la hoguera pensando de ella como una bruja maliciosa y  paranoiquita. Porque los martagones o abstractos son muy astutos, y no se dejan ver, tienen todo calculado; no con la intención de hacer pasar al humano como loco  sino que ellos eligen quienes quieren que los vea, no se los engaña fácilmente, y como Marcia no tenía muchos recursos para demostrar lo vivido en varias oportunidades, solo debía quedarse con la postura de contarlo como algo gracioso y anecdótico.
Aunque una vez cuando buscaba información sobre ufología se dio cuenta que tenía mucho en común con otra gente que estaba en la misma situación que ella ¡personas que también conocían a los martagones! y eso la consolaba de alguna manera.                                                                                                                                                                  
Coincidían en todos sus relatos sin saber uno de otro, países, culturas, y costumbres, todo absolutamente distinto, lo único en común los abstractos, que hacen de las suyas en todas partes del mundo. Pero el inevitable miedo y escepticismo aunado a la intolerancia que caracteriza a la raza humana, les impide creer o admitir que hay otros mundos. Ellos ya han sido compartidos, vistos y escuchados por diversas civilizaciones en todo el planeta, en cada rincón de él, por siglos y siglos, de hecho esto ha quedado plasmado en dibujos rupestres.
Marcia sabía muy bien que esta generosidad de los abstractos se iba a terminar, y que en septiembre van a atacar o solo invadir nuestro sistema, pero tampoco podía comunicar esto a las autoridades, porque no tenía pruebas solo un pálpito y una gran corazonada que sintió hace mucho. Para ella no era difícil pensar en convivir con inteligencias extraterrestres, tenía la cabeza muy contaminada de cine, y almacenaba cualquier cosa escuchada y vista en la televisión, a veces decía que le hubiese gustado tener una cabeza más chiquita para guardar menos; nada era archivado, todo siempre estaba vigente, números de calles, teléfonos, nombres, apellidos, marcas, cartelería, sabía los documentos de identidad de todos los integrantes de su familia, celulares de todo su entorno, y era también una fisonomista innata por eso es que veía una cara una sola vez, pero quedaba plasmada para toda la vida en su memoria. No por algo le encantaba la idea de poder ser un autómata, para poder resetearse cada tanto, y borrar experiencias feas o información innecesaria. Esa cabeza cada tanto había que avaharla.                                                                                                              
Cualquier realidad repentina puede enmudecer a una persona, pero eso por desgracia no le pasaba a Marcia, que le encantaría no hablar nunca más con nadie, solo con ellos, y quedarse en ese mundo de cuentos fantásticos y de aventuras. En donde no se necesita de amigos, dinero, llanto, comida, ni de dormir. Eran como noches pernoctadas, se bordeaba la cornisa que se dirigía hacia un precipicio circular e infinito, como un agujero negro que lo podía ver tanto desde su cama como de afuera en el cielo, solo cuando los abstractos pasaban velozmente para que el ojo humano no llegue a captarlo.                                          
A Marcia siempre le encantaron los misterios que rodeaban al mundo, y tenía una teoría formulada al respecto, y es que nadie sabe nada, todo se cree calcular, los científicos creen descifrar, y mediante métodos afirmar fechas, pero nadie sabe ¿Porque se cura el empacho con una cinta?, ¿Porque hay espíritus?, ¿Que decían exactamente jeroglíficos de los muchos pueblos que habitaron esta tierra con sus símbolos, dibujos y figuras?  Pero la gente decide creerle a una persona estudiada, a una enciclopedia y tomar lo místico o  extra terrestre como gracioso, o a aquel que se encargue de ser el vocero, tratarlo de loco, fantasioso, o intoxicado con marihuana. Marcia insistía que en el mundo hacía falta más gente con la cabeza bien abierta, para poder descubrir todo juntos.
Entre tantos encuentros, Marcia esperaba el definitivo, el final, ese momento que lo veía colorido de cielos celestes y verdes campos interrumpidos por luces. Enceguecida entro a la nave, la acostaron en una camilla blanca, una sala de blancas paredes también, y en ese instante bastó con una penetrante mirada que le decía que esté tranquila que ya nada malo iba a suceder. Su cabeza se inmuto de sentimientos relajantes y positivos, que indescriptiblemente todo lo que sentía  y vivía en esos instantes no se asemejaban en nada a la vida física en la tierra.  Nunca más se la vio a Marcia, solo se encontró su auto en un monolito del Gauchito Gil.   

Maria Eugenia Peralta