domingo, 22 de abril de 2012

DOLORES


Dolores Forte tenía todo, además de su perro Egidio y su quelonia Corina.                                                 
Vivian solos en la montaña, lejos de todo, porque ella siempre temía romperse. No vivía en una cajita de cristal precisamente pero si, en una linda cabaña frente al cerro Uritorco; por las noches era donde mejor se sentía y se le iba su hipocondría agravada.  Se dice de este lugar que tiene un magnetismo oculto, y por las noches se acentúa; así que en el verano Dolores dormía con su ventana abierta, una ventana intermitente por la que entraban repentinas brizas resfriadoras y bruscamente partían saltando desde las calles a las veredas generando susurros tranquilizantes, que eran anestésicos.                               
Ella  adjudicaba todos sus males, como enfermedades, y síndromes a alguien, si era stress tenía a quien echarle la culpa de ello, sino era un hombre eran su carrera o su familia.               
Ella ya conocía muy bien su cuerpo, y se ponía hablar con médicos a la par, porque siempre le gustaba estar informada de todo, y la biología celular que abarcaba un gran espectro le encantaba, sabía de traumatología, odontología, dermatología y más especialidades, por eso a todo profesional que iba le terminaban preguntando qué estudiaba porque parecía saber muy bien de lo que se estaba hablando.                                                                                         
Siempre con el miedo de que algún día se iba a romper, cuan muñeca de porcelana, decidió irse lejos, al campo, para no absorber más información que haga maquinar a su robot interno, y solo consumir de la naturaleza, cuando sus rodillas, cadera o cervical dolían.  Pero también le gustaba la buena vida, y allí no iba a poder tomar más cervezas, pero si lo seguía haciendo también terminaría con una cirrosis, aunque ya le había hecho estudios de su hígado porque Dolores dudaba que este sano.                                                           
Cuando la veíamos cada muerte de obispo, siempre se veía vivaz y como una adolescente de 16 años y no una mujer de 28, siempre alegre, lúdica y divertida con Jaime su novio a quien inteligentemente aparto de esta nueva vida en la montaña, para que no creyera que estaba loca.                                                                                                                                                
Sus días comenzaron como ella los esperaba, decoró toda su nueva casa, compro carne para Egidio y lechuga para Corina, que seguía invernando y no le interesaba ni el almuerzo ni la cena, pero Dolores siempre la atendía y acobijaba con un zoquete perdido del compañero. Sus mascotas eran los únicos que la hacían sentir normal, y sin miedo a que la asaltaran, la violaran y no pueda hacer nada por la debilidad de su cuerpo.                
Rompía sus dientes bruxando con la fuerza mandibular de una fiera, y por eso es que quizás soñaba que escupía todos sus dientes en la pileta del baño, o se los sacaba ella con su raíz cuando los sentía flojos. Es que cuando dormía era cuando más despierta estaba, salían las ideas de sus pensamientos inconscientes. Su nueva casa alimentaba más a sus sueños, tenía tantas cosas nuevas que conjeturar que hasta se había olvidado de tomar los antidepresivos; pero cuando comenzó a llorar incesantemente y sin causas con una profunda angustia se acordó de su medicación a tiempo.                                                    
Tenía tantas anécdotas que contar que siempre era el centro de atención en reuniones, y más si había viejos, algunas de estas historias eran graciosas y un poco cruentas a la vez, unas ya pasadas, otras presentes y las futuras que las conocía con seguridad.                         
Marcada ya con su nombre y apellido, desde su nacimiento, lo que le esperaba era morirse de alguna enfermedad, o muerte absurda y no por vieja.  Encima nadie le creía nada, eran tan absurdos sus episodios, que nunca podía ser tomada en serio; se agarró una tendinitis cuando se le inflamo el tendón del brazo derecho por lavar una olla con polenta dura difícil de sacar. Durmiendo se pinzaba su ciático, se le había caído un diente comiendo helado, y un día se agacho para recoger la botella de aceite y se rompió los meniscos, desperezándose se quedó dura por una torticolis aguda. Ya conocía todos los nombres de los productos en las ortopedias, de hecho le encantaban.  Dolores tenía todo lo que un viejo puede tener, por eso no entendía porque le pasaba todo a ella y a su edad. Pasado un tiempo eran recuerdos contados con cierta gracia y picardía, pero cuando los vivía eran traumáticos, lloraba y lloraba del sufrimiento y la impotencia de andar siempre minusválida cuando ni siquiera practicaba algún deporte, porque a los días cuando empezaba con alguno su cuerpo era castigado, y debía abandonarlo.                                       
A sus 8 años vivía con migrañas, así que sus padres deciden  consultar un oftalmólogo, y la pequeña Dolores ya debía usar lentes de aumento para poder ver el pizarrón del colegio, a los 12 años ya podía ser madre cuando aún jugaba con muñecas, y por si algo le faltaba, su dentadura preciso de ortodoncias; todo el ciclo en su soma iba acelerado. Lo más extraño es que a nadie en su casa jamás le habían pasado una de estas cosas.                                                                        
De a poco todo su cuerpo se desmoronaba, y nunca sabia con qué nueva situación de iba a encontrar, pero siempre incauta, andaba con cuidado, ya no bailaba  y eso le fascinaba, o subía a colectivos tomando bien fuerte el mango. Cuando se desvestía lo hacía lentamente, de todas las malas experiencias ya había aprendido la velocidad y motilidad de su cuerpo, y eso ya era una ventaja.                                                                                      
Pero tristemente sabía que su cuerpo siempre tramaba algo nuevo.                                      
Dolores nunca supo dominar a su mente, empeoró con el correr de los años y vivió incurada.    

Maria Eugenia Peralta



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