domingo, 22 de abril de 2012

LA MISTERIOSA MUERTE DE GIOVANNA


Aquel día, este cartero apasionado en lo suyo, no quiso irse hasta no ser atendido, luego de haber insistido durante algunos meses llevando cartas documentos por moras.  Ese día sintió una corazonada, toco timbre y las palmas, pero nadie salía, solo los perros de vecinos ladraban. Hasta que bajó de su bicicleta, trato de hacer ruido con la traba oxidada del portón y se detuvo a esperar unos segundos más, y nadie asomaba. Avanzo cabeceando y quitándose su gorra, quizás para ver mejor. Toco la puerta y ventanas de madera, muy fuerte durante algunos minutos. Hasta que decidió forzar la cerradura y recorriendo la casa decía repetidas veces: ¿Hola? ¿Señorita Montealegre?                                
Al fondo de un pasillo, salía una luz natural que ingresaba por una ventana, y lo hiso dirigirse hacia allá, luego doblo a su izquierda, miro del techo al piso, y nada alarmante, solo dos camas con mesa de luz de por medio y un despertador. Con suma lentitud pero corajudo al fin salió de la habitación y volteó hacia adelante.  Había otra puerta, que generaba más misterios, porque ésta se encontraba cerrada, y no salía ningún tipo de luz. Abrió, y sintió un sorpresivo ruido que lo llevo a correr por el pasillo y tropezarse  en el piso. Con el corazón a la velocidad de un gorrión, miro y frente a él una paloma que estaba en el baño. Se sintió un tonto, y soltó una sonrisa aliviadora.  Encaro otra vez hacia la puerta inmutada, bajó el picaporte en cámara lenta, y buscó la llave de luz; y ahí la peor de sus pesadillas, el cadáver de la señorita Montealegre, en la cama. Salió de la casa y comunico a una mujer que pasaba por la calle para que llamara a la policía.  La mendocina Giovanna  había sido encontrada muerta en su cama, después de tres años. Nadie la buscó, ni se interesó por ella al parecer, ¿Que había detrás de esta muerte?
Giovanna siempre intento ser feliz, pero el maltraer de las personas que formaban el mundo no la dejaban. A los dieciocho años quedó huérfana y decidió subsistir por sus propios medios. Heredo plata que fue guardada en una caja de la que sacaba para comer y pagar impuestos. A sus abuelos no había conocido, murieron cuando ni había nacido o siendo una niña. Era hija única, y amigos no tenía porque a los catorce años dejo el colegio.  Nada le interesaba, ella tenía todo muy claro y no quería interactuar con el humano. Solo con sus padres y porque no tenía opción.                                              
Giovanna era la persona más peculiar conocida según declaraciones de jóvenes  de la escuela a la que había asistido muchos años atrás.                                                                      
Pero los investigadores no tenían por dónde empezar, hasta involucraron al humilde cartero, que había sido reconocido como buen ciudadano en una entrega de premios en la policía por su acto valentía.                                                                                                    
Giovanna era nacida para vivir sola en el mundo. Ella solo necesitaba de la naturaleza, no quería una silla en la que sentarse, ni lentes para ver mejor. Era tal la pureza, que sentía todo contaminado.                                                                                                                            
No quería pastillas para algún dolor, porque directamente ese dolor ni debía estar ahí, pero la vida y la tierra la tornaban igual que cualquier ser humano, según ella.                   
De noche no dormía porque resonaba en sus odios las voces y palabras de todo lo escuchado en el día y se sentía sucia.                                                                                                                         
Ella no quería ser nada, ni mala, ni buena, celosa, burra o inteligente, o envidiosa.                                                                                                                                          
Ni desear un yogurt, un pan, o ser atraída por una linda prenda de vestir.                             
No quería amar, pero tampoco odiar. Reír o llorar.                                                                          
No le gustaba que sus padres prendan la televisión porque los veía como si se transformasen en el mismísimo diablo. No quería besos, ni saludos, la cordialidad, respeto y educación pasaban por otro lado, para Giovanna que tampoco pronunciaba esas palabras. Se manejaba con sus padres atreves de papeles que escribía a diario.
Todos estos datos salieron a la luz por las chismosas vecinas y ex compañeros del colegio. La policía ya tenía por dónde empezar, pero el misterio era principal autor de esta muerte. Debieron hacerle una autopsia, donde constataron que su cuerpo no tenía heridas de ningún tipo, todo lo contrario, a pesar de haber pasado tanto años, su cuerpo se conservaba como en formol, con una bella piel, blanca, joven y tersa. Quizás era su obsesiva ortorexia que hiso ver su cuerpo saludable. La autopsia también pudo afirmar que no se ahogó con ninguna comida, ni tuvo algún tipo de angina de pecho seguida de un infarto. Tampoco veneno. Su cuerpo no decía nada. Solo había muerto con 26 años.
Al verse sin poder resolver el caso y a su vez también muy intrigado, uno de los policías decide buscar ayuda por otro lado. Consigue el teléfono de una bruja, contacta con ella, y esta le dice: nunca van a saber que le sucedió a la jovencita, nunca. El señor mas sorprendido aun, piensa en la posibilidad de que esta mujer resuelva el caso. Ella se niega a meterse en la misteriosa muerte de Giovanna y pide por favor que todos hagan lo mismo. Que se alejen del caso y dejen descansar en paz a este espíritu ya partido de aquí hace rato.
El policía Palud no podía dormir, ni de noche, ni de día, no comía, no bebía, ni hacia el amor con su esposa, es como si algo le dijera que tenía que cerrar esto. Obsesivo se hacía tirar las cartas dando el nombre y fecha de nacimiento de Giovanna. Pasaba todos los días por la casa y se paraba en la vereda de enfrente a mirarla. En una de esas veces aseguro ver el espíritu de la joven en la ventana. Cuando cuenta ésto a sus colegas, insisten en que termine con eso, que se estaba volviendo loco, que era una muerte más de entre tantas que ven por día, y que quizás este era el asesinato perfecto y nunca podrían resolverlo.
Pasado tres meses de su obsesión una noche se escapa de su casa y decide entrar a lo de la familia Montealegre. Ingresa sigiloso, y en inmutable silencio alumbrando con su linterna, se dirige hacia el cuarto donde fue encontrada, y siente un enorme ruido de cosas que se caían, sale corriendo y una paloma se le posa en él, aleteándole su calva cabeza. Después de haberse raspado la pierna en la caída, se levanta y ahí suelta una sonrisa aliviadora que disminuyo los latidos de su corazón. Finalmente ingresa a la habitación y comienza a revisarla. La puerta de un ropero se abre sola y de manera brusca pero él no temía a los espíritus, decía que habría de tenerles más miedo a los vivos que a los muertos.  Sigue revolviendo y detrás del respaldar de la cama encuentra una especie de caja fuerte empotrada en la pared, pero con una puerta pequeña y paupérrima en seguridad. Además de muchas telas de araña encontró un libro o una especie de cuaderno. Lo tomo y salió de inmediato de la casa.  Exaltado callo a su casa contándole a su mujer, quien lo miro muy feo y no le llevo el apunte. Se sentó en su escritorio y quedo leyendo hasta el amanecer. Con los ojos casi pegados del sueño se dirigió  a la comisaria para que comunicaran que la muerte de Giovanna era un fenómeno muy poco natural. Que habría que temerle a nuestras mentes, y que lo consideraran hasta como un milagro.
CONTINUARA…                     




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