domingo, 22 de abril de 2012

ANSIOSA

Versos relajados de ti.
Versos olvidados en la inmensidad del infinito vivir.
Puedo escribirte versos dorados en esta mañana extraña, bordada con hilos de tristeza
Puedo escribirte la poesía más melosa y que no te enteres.
Puedo regalarte dulces en palabras.
Puedo leerte los poemas más románticos del mundo.
Pero no puedo tenerte y lo de más se desvanece como el frio helado de tu corazón invernal.
Corazón al que podría darle todo de mi vocablo y aun así no lo sentirías, no caería una lágrima de derretimiento.
Corazón obsoleto.
Corazón en desuso, ábrete para así nutrirte.
Presagios naturales y místicos piden abordarte, quieren volverte paupérrimo de ideas, para que solo fluya tu ser puro.
Plumereando el polvillo de tu intoxicación es que te sentirás libre, virgen y limpio.
Innata sos.
Estas.
Vigente serás.
Marcaste un principio que no parara de descubrirse jamás.
Presagio fácil a mi personalidad vulnerable de maldad.
Calificaste mi ser.
Lo titulaste.
Le diste deformidad en mi ya amorfa vida.
Otra noche embebida en acción.
Acción agresiva de maniaco árbol moviendo sus hojas en agitada tormenta de verano.
Ráfagas suculentas e inhibitorias.
Así era la noche, movida de violencia y gritos suburbiales.
Tarde tímida de sol vergonzoso que te cubre en las brillosas aguas.
Altos arboles serenos pero despiertos de accionar.
Ráfagas esporádicas.
Mirábamos cómplices la aventura que no fue.
Miraba tratando de dibujarlo, pero la risa me abordaba, los nervios soltaban sonrojos.
Caras y más caras me rodean en la ardida tarde.
Muchas voces y barullo avecinan mi cabeza.
Tormenta que asomaba poblada de miedo.
Temor ansioso de asustar.
Iluso de destruir.
Manzano inmaduro que no te dejas morir.
Profetizaste mis cantares.
Le diste vida a mis palabras ahora inimaginablemente bellas.
Descanso, duermo, cierro los ojos y pienso.
Y cumulo de lagrimas llegan. 

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