domingo, 22 de abril de 2012

LA NOCHE...

Nada salía
Nada ocurría
Nada era
Nada solía
Todo en la oscura y tranquila noche;  en la silenciosa y brillosa luna que adornaba su luz con mágicos sonidos.
Los grillos cantaban y las chicharras respondían; las ranas sonaban aun más fuerte para tapar a los insectos.
Lo perros en los barrios aledaños peleaban para defender a su amo y su territorio, todo parecía suceder en la silenciosa noche.
Algunos gallos perdidos cantaban a deshoras. Y las maldecidas obras del hombre cubrían la naturaleza con sus momentos pincelados de buenas vibraciones.
En esas noches sucedía todo en el pueblo, autos perdidos, riñas de perros y adolescentes jolgoriosos gritando. Menos a mi…                                                                                                                             A mi no me sacudía nada.
Nadie me zarandeaba el corazón.
No era adolescente y mi auto no se perdía en los suburbios.
Mi corazón se iba enfriando.
Yo no era no de aquí ni de allá, y es por eso que no podía plantar mi bandera firme en algún sitio.
Mi corazón se hielaba, ya no sentía nada y las desilusiones constantes no querían padecer más en mí.
Mi cuerpo quería desconocer las lágrimas y desconectarse del fracaso.
Nada estaba en mis manos pero todo hacia suponer que las cosas mejorarían a largo plazo. 
Me merecía mucha felicidad, de esa que brota por los poros y manifiesta tu visible aura. Pero nada por el circunstancial momento sucedía.
No hablaba mucho, porque sabía poco. No contaba nada porque no pasaba nada en mí.
Mi felicidad y corazón estaban tiesos, esperando despertar para bambolearme el alma. Requería de vida, risa y tranquilidad.                                                                                               La noche regalaba frio a pesar del verano como también serenidad  y un cielo que de no poder verlo seria envidiable.
Era luminoso y colmado de estrellas yacía taciturno e inhóspito en las alturas. La solitaria noche me enseñaba valores y respeto.
Este cielo no era solo un profundo y negro fondo tapizado de estrellas. Era una maravilla, casi igual que la lluvia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario